domingo, 19 de julio de 2009

SOY Y ME HAGO



Pertenezco a una familia disfuncional de esta era, en donde soy la mayor de 3 hermanos (los otros 2 varones)y para más no creo ser la hija que mis viejos hubieran querido que sea.


De chica parece que les di mucho trabajo hasta que fui "grande" y cuando tenía 20 hermosas primaveras, me independicé para darme en adelante mi propio trabajo.

En la primaria era linda, simpática y compradora y hasta buena alumna, pero parece que no era del todo bien aprendida porque me la pasaba en penitencia en el patio del colegio en "shanishidro" muchas tardes a la semana.

Comparada con mis compañeritas de aquella época (que para peor, eran a su vez hijas de amigas de mi mámá), ocupaba el lugar de la peorcita de todas. Y mientras para entonces ellas se destacaban todas en algo (la que no era ayudante en la iglesia, era el mejor promedio, o la más atleta, o la que tocaba la guitarra como los dioses, o la mejor en hockey, o la que tenía a todos atrás al menos), yo me dedicaba a acumular amenazas con ir a un colegio pupilo por como nos peleábamos con mi actual "gran hermano". Y mi vieja que insistía con mandarme a todos lados (colegio bilingüe, guitarra, danza clásica, folclore (si folclore, así como lo leen), francés, inglés, coro, deportes todo el fin de semana, etc.) no sé bien si con el fin de lograr una versión mejorada de mí o bien porque no nos bancaba en casa.

En el secundario fui una especie de larva, flaquísima de las que dan ganas de comprarle un sandwich, que seguía teniendo buenas notas en todas las materias y de los más altos promedios en "amonestaciones", hasta que 2 años después entró mi hermano al mismo colegio y me robó la trabajada posición de ser la peor de la familia. Hasta 3er año tenía el cuerpo insulso y sin forma de alguien de 7mo grado, mientras ya todas mis compañeras lucían sus novedosos corpiños y los varoncetes se dedicaban a tirar de sus breteles elásticos. No había forma que estando en grupo alguien me mirara habiendo tanta mocosa desarrollándose a mi alrededor. Todos gustaban de cualquiera de mis amigas, pero nunca de mí... hasta que me llegó mi ansiado momento y con él el turno de los noviecitos.

Los novios son todo un gran tema en la vida de cualquier exponente del bapuleado género femenino. Como mis viejos eran bastante castradores, casi siempre los mantuve ocultos hasta que eran obvios. De más está decir que nunca ninguno estuvo a la altura de sus expectativas, excepto algún que otro ejemplar... como Julio, un cordobés con doble personalidad, que en mi casa era un señorito francés, estudiante del Liceo Militar, de excelentes promedios, bien parecido, de familia bien y con guita y por supuesto bien educado. Todo bien, el yerno ejemplar, excepto que conmigo era un zángano, que me aburría y que amenazaba con matarse si lo dejaba y por eso demoré en hacerlo. Papafrita!!!

Detrás de él vinieron todos los demás novios que casualmente a mi me divertían proporcionalmente tanto como a mis viejos los alteraba y sacaba de quicio. Yo siempre quise cosas distintas que ellos, y siempre hasta hoy le he dicho NO a las relaciones no-challenge.

Nunca podría ser 100% ama de casa o la señora de. Definitivamente no. Necesito salir, airearme, tener vida propia y sufrir un poco... cuak!

Nos soy familiera. Vivo lejos de todos y me gusta en parte porque tiene que ver con esa necesidad de sentir que no estamos encimados y de sentirme libre.

Paso de la risa al llanto y lloro mucho aunque a algunos esto les de rabia.

Sé de mis virtudes tanto como de mis miserias. Soy proactiva, expeditiva y culo inquieto; y soy tenaz pero tengo miedos.

Soy de las que plantean resistencia y lo dejan saber (lease no puedo disimular mi cara de ojete). Y así como soy intensa, romántica y ciclotímica, también soy ácida e incisiva.

Soy una rea versión pulida. Si bien soy coqueta, no soy de las que les dura todo el día la camisa planchada en el laburo o no se les corre el rimmel en las fiestas. Yo termino hecha un desastre. Soy mal hablada y no sé, ni me gusta cocinar. Y me gusta ser la que hace reir a la gente cuando estoy en grupo.

De grande me hice amiga de las mujeres por elección y aprendí a disfrutarlas, pero sigo siendo un poco varonera. Soy peleadora y mecha corta, pero no me lo banco un rato largo y enseguida necesito demostraciones de afecto.

Me gusta mucho trabajar, lo disfruto, pero mis horas personales están por encima de cualquier trabajo y por eso tengo asumido nunca llegar lejos en relación de dependencia.

Me encantan las fiestas sorpresas y quise tener una, pero ninguno de los que me quiere se dio cuenta todavía y las sigo esperando. Festejar mi cumpleaños me parece lo más y disfruto de cada detalle de organizarlo.

Me rodeo de mucha gente menor que yo porque creo que no permiten que me acartone. Y no puedo vivir sin mis libros del momento, sin mi música o sin mi agenda (obligadamente en papel).

Detesto a quienes se fascinan practicando el ejercicio de espiar por la cerradura de la puerta de los demás.

Odio la coca light, a los vagos, a los que siempre les duele algo y a los que te dicen "negri".

Esta soy yo... Soy, pero también me hago.

1 comentario:

  1. No puedo dejar de opinar, mientras tomo tu odiada coca light que sofi me incita a tomar y los brownies de romi del finde me obligan a consumir.
    Estoy dentro de los menores, y me pongo muy contenta de que asi sea, porque sos y te haces, una gran amiga. Feliz dia :)

    ps:Para probar la amistad, te vamos a organizar una fiesta sorpresa, ya entendimos.

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