domingo, 16 de agosto de 2009

MUJERES



Las mujeres no somos todas iguales, pero SI nos pasan a todas las mismas cosas...



Sufrimos la soledad, tenemos crisis de todo tipo, nos queremos separar mañana, nos volvemos a enamorar pasado, nos angustiamos, tenemos miedo al fracaso y vértigo al éxito...

Y convivimos como todas con temas tan básicos como nuestros padres, nuestros hijos, nuestra guita, nuestro peso, nuestros rollos... temas universales que todo el mundo reconoce, para qué decirlo?
Luchamos en el trabajo, con los hombres, con nuestro cuerpo, con nuestro placard, con nuestras madres, con nuestras amigas, con nuestras suegras (las que las tienen)...

Y nos "deciden" ciclotímicas con total razón porque pasamos de la felicidad a la depresión en un golpe de horno.


Somos así, y aunque todas distintas, nos identificamos entre nosotras, nos reímos, lloramos, tenemos celulítis, hacemos dietas, las deshacemos, tenemos celos, sufrimos por nuestros hombres...

Lo que si es importante remarcar es que nosotras tenemos mucha más autocrítica que los hombres: nos cuesta menos reirnos de nosotras mismas y nos tomamos más a la ligera lo que somos como individuos.

Y sí! Somos muy contradictorias, nadie lo discute. Así como entre amigas nos bancamos y contenemos a muerte cual Red Solidaria, entre no-amigas somos fatales!
Nosotras entramos a una fiesta, hojeamos una revista o llega algún nuevo ejemplar femenino al trabajo, y lo primero que hacemos es mirar lo que lleva puesto.

Queremos ser libres, pero enamorarnos para siempre.
Queremos ser tratadas como iguales, pero que nos abran la puerta.
Queremos que no nos critiquen por como manejamos, pero nos retocamos el maquillaje en los semáforos.

Y además de todo, tenemos esos deslices eventuales, que nos hacen creer que a nosotras nos pasan un montón de cosas y que todas las demás son seres perfectos, felices, que no discuten con sus parejas, que no gritan, que están chochas con sus cuerpos y que encima son multiorgásmicas.

Cuando en realidad, la verdad de la historia es otra y lo sabemos.
Hasta la más perfecta tiene ese raro hábito de ir en grupo al baño, se come las uñas cuando está sacada, se depila, llora, tiene insomnio, usa la pinza de depilar a escondidas, tiene ideas contradictorias sobre la maternidad, se altera, tiene la cartera hecha un caos, no sabe ni va a saber nunca cambiar una rueda, putea cuando le regalan algo para la casa en su cumpleaños y además de todo cada tanto se ve gorda y horrible por más que sea una ex Miss Mundo.

Somos así: una mezcla frenética de un montón de cosas.
A no malinterpretar, no me alisto ni como feminista ni machista (tal vez más machista que feminista en todo caso), simplemente con memoria para recordar que sino fuera por el feminismo hoy yo no estaría escribiendo en este blog porque deberíamos estar todas cocinando y ocupándonos de ser "perfectas amas de casa".

No hay comentarios:

Publicar un comentario